viernes, 17 de junio de 2011

¡Ñam!


Hola.

Hoy quisiera hablarles sobre la comida.


(Sí, ya sé que estoy escribiendo todos los días y que aburro, y que además empiezo todos los días con la misma frase: "Hola, hoy quisiera..", pero buéh).

Bueno, sigo.

Estaba diciendo que quiero hablar sobre la comida. ¿Comida? Sí, comida. Porque la comida (y disculpen que repita la palabra comida tantas veces, pero es que tengo que hacerlo) es por lejos un GRAN TEMA en mi vida. Y digo GRAN en mayúscula porque, ejem...Es gran tema.

Parto diciendo que soy vegetariana desde hace un año. No puedo obviarlo, básicamente en ello se centra mi descontrolado amor por la comida. Comencé a alimentarme de granos, cereales, lácteos, huevo, frutas y verduras varias porque me picó el buen bicho de la "vida saludable". Parece un poco frívolo, pero soy sincera, así comencé. Y bueno, a lo largo del camino han pasado cosas...

Recuerdo que todo esto partió desde hace tiempo. Desde que entré a la Universidad sentí las ganas de acercarme a esto del "vegetarianismo", pero me daba paja hacer cambios, la verdad. (todos los seres humanos tenemos esa maldita costumbre de no cuestionarnos nada que parezca medianamente aceptable por otro grupo medianamente aceptable de personas, y es así como terminamos haciendo todos cosas como si fuésemos robotszz pajeroz). Igual no niego que me costó romper esa estado de pajerismo (más de indecisión diría yo), pero cuando lo hice resultó todo bien y ha sido todo bastante chori.

Las primeras conversaciones las sostuve con Alejandro, mi gran y mejor amigo-pololo (en esa época era mi amigo no más). Comenzamos con discusiones del tipo "solucionar el mundo, o destruirlo y hacerlo de nuevo" y llegamos a la conclusión que queríamos ser vegetarianos. O bueno, en una de esas no fue tan así la resolución, pero al menos a mí se me quedó así en la mente. Desde ahí no la dejé, hasta que abandoné las carnes rojas por completo, y las blancas de manera parcial (sólo comía pescados, y entremedio con el Ale nos enamoramos y blabla, pero eso es parte de otra historia que contaré otro día).

Puede parecer reiterativo, absurdo, obvio y todas esos sinónimos que me da lata escribir, pero comer es trascendental. Aparte de que nos morimos sino lo hacemos (já, soy seca por llegar a esta gran conclusión..), si no disfrutamos este simple acto nos estamos perdiendo uno de los grandes placeres de la vida. Y creo que no hay mayor placer que los placeres conscientes...

El otro día leí en una revista un proverbio hindú (o algo así). Decía más o menos:

"Si sientes rencor, odio, cansancio o cualquier sentimiento negativo en estos momentos, no entres a esta cocina. Si quieres entrar en ella y ayudar, sacúdetelos".
(Pucha, ahora que veo no lo recuerdo bien...pero la esencia era algo así. Además, no era un proverbio, era un letrero colgado en una cocina).

Lo que creo que quiere decir este frase es, sin más ni menos, que aquello que nos llevamos a nuestra boca repercute en nosotros en todas las esferas posibles. Si cargamos dolencias, nos llevaremos dolencia a nuestro cuerpo a través de la comida. Asimismo, si logramos proyectar sanación y amor cuando comemos, el nivel de probabilidad que logremos conectarnos con ese mismo sentir es literalmente altísimo.

Debo decir, por lo mismo, que amo tanto cocinar como comer. Los dos por igual. Cuando cocino improviso, y disfruto mucho cuando veo que mis platos son aceptados por los que quiero. Proyecto todos mis deseos a lo que preparo. Así, las verduras, tan fomes para algunos, se transforman en algo delicioso. Lo mismo que las legumbres...(debo decir que dejar de comer cualquier tipo de carne animal agudiza los sabores de otros alimentos al 1000%...sé que aquel vegetariano que entre a este blog me encontrará la razón).

Pucha, podría seguir hasta la eternidad, nombrando platos tales como pastel de papas con carne de soya al más puro estilo de mi querida suegra (también vegetariana...mis respetos hacia ella), pastas con maní, arroz con lentejas, guiso de espinacas, guiso de zapallos italianos, y un largo etcétera, pero mejor lo dejo hasta acá.

Hoy quise escribir sobre esto, porque mañana cocinaré unos ricos porotos de soya con cebollín y pimentón, con una buena porción de arroz integral (mi hermana mayor tiene el antojo).

(Si alguien pretendía que iba a hablar sobre platillos y recetas, o sobre carnes porque pensó que yo soy carnívora y esas cosas, se equivocó. Lo primero lo podría hacer, pero más adelante, cuando haga un buen curso de cocina).

¡Chau!


PD: En la fotografía 1: porotos de soya. En la 2: una buena manera de mostrar la comida como sanación.

PD2: Y bueno, mi mensaje final es...¡Piense en lo que está comiendo!. Nútrase, aliméntese de la forma más variada posible, no coma carne, y sea feliz.

:).




jueves, 16 de junio de 2011

Sobre el dolor




Hola.

Hoy quisiera hablar sobre el dolor.

Me gustaría partir diciendo que durante estos días he sentido un poco de pena. No digo precisamente dolor, porque creo que éste se produce una vez que asociamos la pena con hechos significativos o circunstancias que la mente admite como tangibles. Cuando ocurre ese proceso, esa porción de pena se intensifica, pues atribuimos culpables, responsables. A veces podemos ser nosotros mismos, a veces otros. No sé cuál más duele, en realidad (en esta oportunidad, al menos, no es mi intención entender cuál).

Pero debo admitir que la sensación de dolor es bastante particular en mí. De un tiempo a esta parte (já), mientras mi cuerpo, mente, intelecto y espíritu han experimentado curiosos cambios hacia un entendimiento mayor, la percepción del dolor ha sido diferente (básicamente, las emociones esenciales que puede llegar a sentir el ser humano las estoy experimentando de manera distinta). Podría explicarlo como si ese dolor (con el proceso de asociación y todo), pasara a formar parte de un desafío que busco comprender y que me permite remitir la explosión (manifestación del dolor) de forma más controlada hacia un buen conducto.

Bueno, sé que no se entiende con claridad, pero es algo bien sencillo. El dolor (esa presión en el pecho, esa angustia...) son tan comunes como cepillarse los dientes cada mañana. Bajo este mismo precepto, lo he vinculado como una sensación más aterrizada, que me permite soltar mis sentimientos de manera más tranquila.

Y...bueno, es raro, porque yo no soy así. Me cuesta mucho menos gritar que contener. Pero últimamente lo he hecho, y siento con más precisión las aclaraciones que vienen directamente desde mi corazón.

Hoy lloré luego de un arrebato absurdo de mi madre, sufrí por unos malos entendidos con alguien a quien amo, y me defraudé infinitamente por la conducta insolente y cruel de mi hermana menor. Y, con sinceridad, creo no entender ninguna de esas situaciones, pero sí mi propio dolor.

Buenas noches.


PD: Mientras manoseaba mi blog (cambiando colores y formas), se borraron de manera accidental ciertas entradas antiguas. Si se vuelven a pasear por estos lados Betsabé o Limón Camilo, les dejo un afectuoso saludo. Leí cada uno de sus comentarios y me alegré de ambos (en diferente medida, claro está).

Ahora sí me marcho :).


martes, 14 de junio de 2011

Martha Graham


Hola.

Quería comentarles que hoy me siento un poco así:


No sé en qué pensó cuando se movía así, pero a mí me gusta. Quisiera intentar hacer ese movimiento alado con mi pierna izquierda, pero no puedo, porque estoy enferma. Además, estoy casi segura de que la tengo atrofiada luego de estar tanto en cama, pero igual lo intentaré.

Es seca ella. Me gusta su cara también, alargada.

Su voz también es sensible. Escuché unos audios la otra noche. También un día desperté y la vi en un doodle. Me quedé como idiota tres horas mirando, como cuando salió la guitarrita en donde todos tocaron One de M. Me recuerda a Maya Deren, por eso talvez la amo, pero de ella hablaré en otra ocasión.

Hoy me siento así, porque estoy convencida que las quejas son posibles, en la medida que las hagas de manera noble y elegante (?)

Bueno, para los que esperaban que esto sería algo así como una crítica de arte, lo lamento, en periodismo aún no me enseñan a hacerlo. Chabela.


martes, 7 de junio de 2011

:)


Hola.

Sí, yo también tenía ganas de reabrir esta cosa. Nunca fue mi diario de vida ni mucho menos... (explicación para que entiendas que no lo echo de menos por esa razón), pero buéh.

Pucha, quería fijarme bien desde cuándo no escribo. ¿Un año? Algo así, más o menos desde los Yoguis, esos malditos seres voladores, chascones, con vestiduras blancas y adictos a la soya. Igual con ellos pasamos buenos tiempos, meditando, conociendo muy de cerca la naturaleza, la inclemencia de la lluvia, de las vigilias, de los Vicentes y Manuelas, del amor...

Ahora que lo pienso, creo que ahí me enamoré de ti. Me da cosa recordar/pensar, pero así fue. Cuando nos abrazamos en medio de ese bosque inmenso, y un Yogui nos empezó a iluminar con linternas gigantes, tratando de separarnos, me di cuenta que era verdad. Recuerdo que nos reímos, cómplicemente. Luego nos tuvimos que separar de manera obligatoria...

Rayos, no sé porqué estoy recordando todo esto. Lo peor de todo es que, en este preciso instante, millones de cosas/momentos/palabras se están agolpando en mi cabeza...Me volví loca :(.

Bueno, básicamente regresé a este lugar para decirte que te amo, que eres la razón por la cual soy, vivo y siento, sin la necesidad o la obviedad de restringirme (te). No sé, no quiero jugar con las palabras...sólo quiero que lo sepas. Sé que lo sabes...no sé si me encargo de hacértelo saber tampoco, simplemente es algo que es...

Jajaja, me dio risa, no se entiende nada lo que puse :(....Pucha, sólo quería decir que...Te amo Alejandro...gracias por hacerme tan feliz.